Columna de opinión / 2021-01-05

Un año para no olvidar


Por: Por: Mauricio Vega Lemus


El 2020 fue un año sin igual. No es el primero atravesado por una pandemia, pero por las condiciones sociales y la conectividad propia de esta época, como sociedad pudimos dimensionar de una forma distinta, más ampliamente, el impacto de una enfermedad que derrumbó las fronteras y nos puso de relieve aquella verdad que muchas veces olvidamos: somos una misma humanidad.

Visto desde lo individual, este año también nos llevó a estar aislados, a cuestionarnos acerca de nuestra salud y la de nuestra familia, a vivir en la incertidumbre. Sin embargo, todo esto tiene una gran ventaja: nos llenó de aprendizajes, de profundas lecciones de vida. Cuando aprovechamos bien las coyunturas, obtenemos herramientas invaluables para nuestras vidas. Toda esta realidad casi distópica nos permitió darle valor a lo esencial, para muchos la familia se resignificó y tomó un papel fundamental, los encuentros con amigos cambiaron en su dinámica y se hicieron mucho más sentidos, y la tecnología se convirtió en una aliada perfecta para sobrellevar el encierro para una especie sustentada en sus dinámicas sociales. El maestro Jiddu Krishnamurti en su libro “A los pies del maestro”, nos invita sabiamente a diferenciar entre “lo real y lo ilusorio”, es decir, a preservar aquello que llena el espíritu, más que los bolsillos o el ego. Circunstancias como la pandemia nos permiten diferenciar con mayor claridad precisamente lo que es importante para el alma.

Desde el terreno material y como país, también tuvimos aprendizajes significativos y avances importantes. En materia de infraestructura, este año se puso en operación el Túnel de la Línea, una de las obras viales más importantes en la historia de Colombia. También, el cierre de dovelas de Puentes Cauca y la habilitación del túnel Mulatos, ambos de Conexión Pacífico 2 – Concesión La Pintada, implican la materialización de una de las primeras vías 4G que se pondrán en completo funcionamiento, cumpliendo con rigor todos los plazos y presupuestos.

En nuestra concesión Autopistas del Café avanzamos con obras importantes como el puente Industriales, la intersección vial El Jazmín, la ampliación del Par Vial y la vía conectante entre Tarapacá 1 y 2. Esta pandemia nos impulsó a continuar trabajando en programas enfocados en el ambiente y la sociedad, por eso nos articulamos con otras entidades para la preservación de la biodiversidad en la región con el programa Pon tus ojos en la vida, así como en el cuidado y educación de todos los actores viales con el programa Por la vía voy seguro. Además de entregar alimentos a las personas durante la cuarentena e implementos médicos a los municipios del área de influencia de la concesión, se realizó el concurso Una vía que alimenta a su gente, entregando un invernadero a la comunidad, aportando así, a la seguridad alimentaria. También se entregó material fresado para la rehabilitación de vías en diversos puntos del Eje Cafetero, como aporte para mejorar la movilidad de las vías terciarias.

Internamente, en Autopistas del Café, continuamos cuidando a nuestros colaboradores y sus familias, brindándoles bienestar y el ambiente propicio para el cuidado de su salud física y mental.

El 2020 es sin duda uno de los años más atípicos que hemos vivido en la historia reciente, fue un año de reflexiones que nos llevaron a transformar nuestra visión del mundo y nuestro relacionamiento con los demás. Sin lugar a dudas quedará en nuestra memoria la experiencia que vivimos y que implica muchísimos cambios en el presente y hacia el futuro. En mi caso, lo más importante sin duda, ha sido volver a valorar en toda su dimensión el tesoro tan grande que tenemos con nuestras familias, a quienes nos debemos y por quienes mantenemos intacta la vocación de trabajar sin descanso por nuestra región. ¡FELIZ AÑO NUEVO!