Autopistas del Café es la concesión que une los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca a través de 256 km de vías con excelente calidad de infraestructura.
En este recorrido encontrarás los paisajes más hermosos y la diversidad de la cultura cafetera del occidente del país, considerados hoy patrimonio inmaterial cultural y el segundo destino turístico del país.
La estrecha y tortuosa carretera que partía de la Plaza de Toros de Manizales se amplió hasta la estación Uribe y continuó en doble calzada para cruzar, unos kilómetros adelante, el imponente viaducto de La Estampilla, que tendido sobre dos lomas pasa por una falla geológica, como por encima de un arroyo silencioso.






Por la variante de Santa Rosa llegamos a La Postrera y al viaducto Helicoidal. Abajo se extienden Dosquebradas y Pereira, al fondo la mesa ondulada del Quindío y la rama occidental de la cordillera de los Andes.








Llegamos a Dosquebradas, una de las ciudades colombianas de mayor crecimiento.












Por la antigua vía del ferrocarril de Dosquebradas buscamos la variante Condina, anteriormente conocida como Sur Sur, que conecta directamente con Armenia.
En la salida a Pereira cambian el entorno y el paisaje. En la ruta hacia Armenia, los filos se atenúan y las pequeñas depresiones del Quindío semejan, desde lo alto, un mar con morros por olas y guaduales como espumas.
¿Quién podría creer que esta zona de potreros y pinares, de naturaleza mansa y tierras domadas, hubiera estado plagada de tremedales y cubierta por un monte impenetrable que dificultó por siglos la comunicación de la región?
"Era muy difícil comunicarnos entre Pereira, Manizales y Armenia por los caminos de herradura que las conectaban. Cuando era niña me tocó tomar el tren en La Tebaida para llegar a Pereira. Y aquí, en Armenia, hubo un avión pequeño que hacía esa ruta (Armenia-Pereira): por supuesto, la gente se demoraba más montándose que bajándose” —dice Clara Luz Jaramillo, líder social de la región quindiana."
Luis Carlos Villegas (ministro de Defensa entre 2015-2018), recordó que su padre era médico, profesión que lo obligaba a moverse por todo el Eje Cafetero. Siendo aún un niño, lo acompañaba a veces en sus viajes de trabajo.
"Era una odisea pasar el río Barbas: había que avisarle a alguien al otro lado para que jalara el carro en semejantes tragadales y pantaneros, que hoy, afortunadamente, son unas curvas maravillosamente enderezadas gracias a Autopistas del Café"

