Por: Por MAURICIO VEGA LEMUS
Después de más de un año del inicio de toda esta locura, en el que como humanidad hemos tenido que vivir una experiencia inesperada que nos confrontó en todos los sentidos, nos planteamos aún muchas preguntas, cuyas respuestas en gran modo dependen de la experiencia de cada cual. Pero en lo que tal vez estamos todos de acuerdo, es en que hemos extrañado salir para disfrutar nuestros paisajes, hemos sentido la nostalgia de tomar un buen café compartiendo con amigos, hemos querido recorrer nuestros pueblos y respirar ese aire puro de nuestra región, que extrañamos tanto.
A nivel internacional, hemos observado cómo el mundo está enfrentando un punto de inflexión ecológica, que no es ajeno a Colombia y que atañe a un sector de la economía que es importantísimo: se habla de Turismo ecológico, porque con la superación de la pandemia, éste puede convertirse en un punto clave para la sostenibilidad económica de las regiones. Precisamente, la actual política de desarrollo sostenible que propicia el Ministerio de Comercio, parte de considerar que “la coyuntura generada por la pandemia del COVID-19 representa una oportunidad para que el sector se transforme, integrando la sostenibilidad a las estrategias y políticas turísticas locales, nacionales e internacionales”. Afortunadamente la coyuntura de la pandemia mostró que en solo algunas semanas sin turistas se generaron efectos positivos en la restauración de ecosistemas y propiciaron condiciones para que los animales se movieran libremente en sus hábitats, pero también puso de manifiesto que un sector turístico detenido pone miles de vidas y de trabajos en riesgo, especialmente aquellos de jóvenes, mujeres y comunidades locales que dependen de la industria para obtener un ingreso.
Para el Ministerio de Comercio, es imperativo entonces repensar una política de Turismo Sostenible en Colombia. Reconoce que el turismo desarrollado bajo principios de sostenibilidad puede convertirse en uno de los principales motores de desarrollo social y económico del país y sustituir otras actividades productivas que ponen en riesgo una de sus principales fuentes de riqueza como lo son: la biodiversidad, el medio ambiente, los ecosistemas y los recursos naturales que hacen de Colombia un país único en el mundo. En este sentido, el Eje Cafetero surge con un potencial enorme por su condición de patrimonio de la humanidad, declarado por la UNESCO, y todo lo que implica serlo.
Sin duda nos estamos recuperando lentamente, pero con decisión y conciencia ambiental, esas actividades que tanto extrañamos y que se enmarcan en el turismo, generarán una oportunidad de transformación donde el escenario ideal sería ver integradas las políticas locales con las políticas nacionales e incluso internacionales, estas últimas todavía con grandes restricciones. Vamos despacio, pero la recuperación armónica sólo será posible si estos meses de restricciones en la movilidad, lograron generar en cada uno de nosotros un sentido de corresponsabilidad con los destinos turísticos y sus características naturales. Pareciera ir surgiendo un nuevo concepto de responsabilidad y esfuerzo donde la empresa privada y el sector público se reconocen para definir una política de promoción de la competitividad turística, necesaria en todo momento, no sólo durante los años de dificultad como lo fue el 2020 y como lo sigue siendo el 2021. Manejar prudentemente los recursos, pero proyectándolos hacia soluciones creativas donde nuestra riqueza cultural y las personas que trabajan con decisión para entregarnos experiencias inolvidables, sean la base del éxito. En resumen, se necesita del compromiso no solo del gobierno nacional, de las autoridades regionales y locales, de otros actores como los viajeros y de toda la cadena del turismo, para implementar soluciones transformadoras que contribuyan al crecimiento sostenible del sector. Contamos con paisajes únicos, el mejor café del mundo, música inolvidable, gente amable y dispuesta a regalarnos días llenos de sabores, colores, y experiencias viviendo nuestro territorio y lo más importante, una autopista maravillosa que atraviesa los tres departamentos del Eje Cafetero, potencial de desarrollo turístico. Es tiempo de tomarnos un café entendiendo que nuestro territorio es privilegiado, que debemos cuidar con más contundencia nuestros recursos naturales, respetando las medidas de bioseguridad para salir pronto de ésta situación que nos pone a vivir en cámara lenta y esperando iniciar importantes políticas de promoción turística que fortalezcan nuestra región.