Por: Mauricio Vega Lemus
La historia reciente de Colombia ha demostrado que el sector privado es el principal motor de desarrollo en el país, al generar empleo, pagar impuestos, crear oportunidades y ser aliados estratégicos para la consolidación y materialización de proyectos que han transformado positivamente la realidad de miles de personas en nuestro país.
Entender su importancia, no sólo radica en considerar la empresa privada desde una perspectiva económica, sino pensarla desde todos los otros escenarios como, por ejemplo, su incidencia activa en la construcción y protección del patrimonio público, siendo pieza clave en la estructuración y ejecución de proyectos de alcance nacional. También su gran contribución en temas de sostenibilidad, desde la contribución del sector empresarial en ámbitos económicos, sociales y ambientales, promoviendo avances tecnológicos, médicos y en general, el desarrollo en todos los campos, sin dejar de lado que sus aportes generan una participación económica muy importante para el país, que se materializa en un círculo virtuoso que impacta positivamente la calidad de vida de las personas, promoviendo el crecimiento social, generando un efecto multiplicador en la economía, que redunda en bienestar para todos.
La ecuación es sencilla: la empresa privada proporciona oportunidades al fortalecer las cadenas de valor y generar empleo para la población, lo que ayuda a reducir la pobreza y crear mayores facilidades de acceso a educación de calidad, salud y recreación. A su vez, el sector privado es un gran contribuyente en cuanto a impuestos, de tal forma que, gracias a las empresas, el Estado obtiene la financiación para proveer más y mejores servicios, contribuyendo al desarrollo y competitividad del país, lo que finalmente vuelve a dinamizar la inversión privada y el círculo virtuoso empieza de nuevo.
Según un informe reciente de Confecámaras, en Colombia están matriculadas alrededor de 460 mil sociedades, que generan 6,5 millones de empleos formales, empresas que desde su actividad y con diferentes acciones transformadoras, aportan en mayor o menor medida a su entorno, haciendo patria y generando una sociedad mucho más equitativa y sostenible.
Esta es clara evidencia de la dinámica que genera el sector privado en el desarrollo económico y social en el país, además que son motor de la competitividad, lo que resulta ser la base del progreso de Colombia.
La empresa privada ha sido clave para que proyectos aeroportuarios, viales, culturales, educativos, turísticos, entre otros, se materialicen a lo largo y ancho del país, como principal ejecutor y como un aliado esencial en la protección del patrimonio público. Y precisamente será un aliado fundamental en la reactivación económica de Colombia después de la emergencia sanitaria, social y económica generada por el Covid – 19.
Desde la empresa privada estamos comprometidos a consolidar de nuevo la economía del país, encaminados no sólo a una recuperación financiera, sino orientando nuestros objetivos en mejorar aspectos de gobernanza, en temas sociales y ambientales de nuestros entornos, aportando así a la construcción del progreso del país, a la mitigación de las necesidades y a un crecimiento en conjunto, aportando a la integración y conectividad.
Pero esta unión debe ser un trabajo en conjunto, no sólo entre la empresa privada y el apoyo del sector público, también se necesita de la ciudadanía, que participe de las acciones encaminadas a mejorar su entorno y apoye comprando y usando servicios de empresas nacionales. Esta época de pandemia nos ha permitido evidenciar mucho más esto, como por ejemplo con la campaña en la que se unieron 115 compañías de distintos sectores y decidieron sumar esfuerzos alrededor del movimiento "Hagamos lo que diga el corazón: apoyemos lo nuestro", que buscó enviar un mensaje de aliento y una generación de consciencia en la ciudadanía para que apoyen a las empresas, emprendimientos y las iniciativas que luchan por aportar a la economía del país y generar empleo.
Por su parte, la Andi continúa impulsando una campaña cívica con la que se busca generar conciencia de nuestro comportamiento dentro de la sana convivencia en comunidad, para que protejamos nuestra salud y al mismo tiempo se haga un gran esfuerzo por continuar cuidando la economía del país. En todo ello, nuevamente, nuestras empresas son la mejor esperanza de Colombia.