Por: Mauricio Vega Lemus
La pandemia del Covid 19 nos ha traído muchos aprendizajes como individuos y como sociedad. Somos más conscientes de la importancia de nuestro medio ambiente, de ayudar a quienes más lo necesitan. Entendemos que la economía es muy importante, el motor de nuestra sociedad, pero sin salud no tenemos nada y es justo en este punto cuando hemos evidenciado la importancia de entender y percibir la salud de una forma más amplia e integral, que trascienda su comprensión como derecho fundamental y se comprenda el papel tan relevante que juega para permitir que la sociedad funcione de forma eficiente.
Replantear lo que entendemos por salud, debe partir de pensarla desde una mirada distinta, en la que se concibe el bienestar físico, mental y emocional de cada persona, como elemento necesario para la economía. Esta pandemia fue clara al enseñarnos que sin salud se afecta de manera importante la posibilidad de mantener el aparato económico, se paralizan las dinámicas propias del flujo de recursos, con las implicaciones que esto conlleva.
En términos empresariales, se entiende que el talento humano es el más importante de los recursos y, por ende, la salud de cada trabajador, es un elemento necesario para mantener y mejorar la productividad y capacidad de desarrollo de las organizaciones. Es innegable que existe una relación directa entre la salud y la productividad económica.
Precisamente, la realidad de los últimos meses nos ha demostrado más que nunca, que la falta de salud trae grandes repercusiones a la economía y es un factor determinante para el correcto funcionamiento de una sociedad. La parada súbita de la actividad económica ocasionó grandes consecuencias en el movimiento financiero, lo que impactó a las empresas no sólo de Colombia, sino del mundo, confluyendo así en un grave revés de la calidad de vida de los seres humanos.
El Fondo Monetario Internacional en su reciente reporte “Perspectivas de la Economía Mundial” prevé que la caída del PIB de Colombia será de -8,2% para este año, y espera una recuperación del 4% para el 2021. Aun así, subraya que para un gran número de países, sobre todo de América Latina, el regreso del PIB a niveles pre pandémicos no llegará antes de 2023. Sumado a un retroceso de 20 años en la lucha contra la pobreza.
Por esta realidad, conviene reconocer que la mayor recesión económica mundial en un siglo fue provocada por un elemento asociado con la salud y que no solo en Colombia, sino en el mundo entero, se puso de manifiesto el largo camino que aún nos falta para reconocer su importancia, brindando la atención adecuada y gestionándola como pilar fundamental para las sociedades. Por ello, se hace indispensable reflexionar y actuar para construir una visión integral de salud, que empodere a los Estados y a los ciudadanos de una conciencia colectiva frente a la su importancia como componente fundamental para la construcción de bienestar colectivo.
La salud es uno de los pilares que conforma la infraestructura social indispensable para el crecimiento de las comunidades. Es crucial el rol que cumple cada ciudadano en la promoción de su propia salud, desde la adopción de hábitos saludables en su cotidianidad y el desarrollo de prácticas de autocuidado, que finalmente tendrán una repercusión importante en el desarrollo integral de la sociedad.
Finalmente, estas palabras no son más que un llamado a sumar conciencia y esfuerzos desde todos los escenarios, para darle la importancia que corresponde a la adecuada gestión de la salud, trascender el escenario legal de este importante pilar, como un derecho y tangibilizarlo con programas que propendan por la prevención y el mantenimiento de las buenas condiciones, lo que redunda en competitividad empresarial y bienestar para las personas.